Cuando consumes hongos funcionales, algunos de sus compuestos se activan y empiezan a interactuar con tu cerebro, especialmente con los receptores relacionados con la serotonina (sí, esa que te hace sentir bien). Esto puede ayudar a generar nuevas neuronas y a mejorar cómo se conectan distintas partes del cerebro.
Según estudios recientes, esta práctica podría tener efectos súper positivos en tu salud mental: te ayuda a pensar con más claridad, ser más creativo y sentirte más equilibrado emocionalmente. En resumen, microdosificar puede ser una forma natural de darle un empujón a tu bienestar diario.